"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Opinión
En la buena dirección
Sello social
06/10/2011
José Manuel González Huesa, director de “cermi.es semanal” y director general de Servimedia
Todavía recuerdo aquella Cumbre de Lisboa, días 23 y 24 de marzo del año 2000, cuando se hablaba de que la economía europea iba a ser la más competitiva del mundo. ¿Se acuerdan? Yo por lo menos puedo decir que estuve allí y viví aquel proceso de acuerdos que marcaban compromisos para los países de la Unión Europea.
Les suena aquello de la “preparación del paso a una economía competitiva, dinámica y basada en el conocimiento”. 0 la “modernización del modelo social europeo mediante la inversión en capital humano y la constitución de un Estado activo de bienestar”, y la “creación de una zona europea de investigación e innovación”. Y qué me dicen de la “coordinación de las políticas macroeconómicas: saneamiento presupuestario, calidad y sostenibilidad de las finanzas públicas” o la “educación y formación para la vida y el trabajo en la sociedad del conocimiento”. Y ya termino. “Más y mejores empleos para Europa: desarrollo de una política activa de empleo para todos los colectivos (incluida la discapacidad)”.
Estos objetivos todavía siguen vigentes, quizá porque apenas se han cumplido. Los más optimistas dirán que marcaba el camino del desarrollo de la UE y de la nueva Estrategia de Lisboa del 2010 (con el objetivo puesto en el 2020). Hoy ya somos 27 países y lo tenemos un poco más difícil. Entonces también se habló de la responsabilidad social, que luego ha tenido su desarrollo y sus recomendaciones en la Europa unida, pero la verdad es que ha faltado una política de coordinación. Y prueba de ello es que todavía se está preparando una normativa común para las empresas y de hecho, cada una sigue su política particular en relación con la RSE.
Una nueva iniciativa del CERMI pretende fomentar una idea complementaria e integradora de la responsabilidad en las empresas. Estamos hablando de la implicación con la sociedad y para reconocerlo, el CERMI pondrá en marcha un sello que permita identificar a aquellas entidades socialmente responsables con la discapacidad. Se trata de reconocer a las empresas que muestren un mayor compromiso.
Esta etiqueta social distinguirá a aquellas instituciones preocupadas por el empleo, la accesibilidad y la gestión de la discapacidad como un valor añadido de su actividad. Se trata de identificarlo y ponerlo en valor.
El esfuerzo se presupone, es decir sus obligaciones sociales. Eso puede quedar claro, aunque muchas veces no se cumpla. Este sello busca responder a una demanda de la empresa por ajustarse a los objetivos de alcanzar una excelencia y demostrar su responsabilidad con la sociedad. Este compromiso es más complicado en esta época de crisis económica, quizá por ello sea más necesario para conseguir esa transparencia hacia los ciudadanos.
En Europa y en España hay muchos casos “modélicos” en las empresas, aunque tienen un recorrido desigual y no logran alcanzar las expectativas que se espera de ellas. Hay que dar un paso más para alcanzar esta iniciativa y para fomentar la cercanía con la sociedad civil. Ahí está nuestro futuro. Sería interesante que en Europa se iniciara un proceso de este tipo. Si no lo generan los políticos, debería ser la propia sociedad civil quien podría desarrollar este camino sin retorno.
Puede ser un buen momento, por lo menos, para generar el debate. Una oportunidad para un nuevo desafío europeo…